Fernando Colautti
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Enrique Bucher, director del Promar y por estos días desarrollando tareas en el exterior, viene advirtiendo del tema. En 2006, el libro Bañados del río Dulce y laguna Mar Chiquita, publicado por la Academia de Ciencias con apoyo clave del Promar, ya planteaba esta cuestión.
En 2007, en una nota de este diario, Bucher ya advertía la "imperiosa necesidad" de que Córdoba discuta con las provincias de Santiago del Estero, Tucumán y Santa Fe la política de manejo de la cuenca de los ríos Salí y Dulce, principales tributarios de la laguna. "Córdoba necesita desesperadamente renegociar ese tratado porque, si se cumplen los cupos de agua fijados, es posible que la laguna se vaya secando", sostuvo hace dos años.
Hasta ahora, Córdoba no planteó en ese Comité de Cuenca interprovincial ningún reclamo oficial al respecto.
Sin respuestas. El año pasado, siete diputados nacionales por Córdoba de cuatro diferentes partidos presentaron un pedido de informes al Gobierno nacional preguntando si había un estudio técnico del impacto ambiental que produciría la construcción de un nuevo acueducto sobre el río Dulce.
En 2008, el legislador provincial Omar Ruiz (ARI) presentó en la Legislatura un pedido para que el Gobierno de Córdoba explique qué actitud había asumido ante las advertencias de los investigadores de la UNC sobre los nuevos acueductos proyectados que restarían agua a la laguna. Semanas atrás, el bloque de legisladores provinciales de la UCR presentó un proyecto con similares interrogantes.
Ninguno fue respondido hasta ahora.
El acueducto, firmado. La última noticia del nuevo acueducto es reciente. Los gobiernos de Santa Fe y Santiago del Estero firmaron en mayo pasado el convenio, que se venía negociando desde hacía tiempo, para desarrollar juntamente un acueducto que provea agua potable a 140 mil personas de localidades de ambas provincias, tomándola del santiagueño río Dulce.
El acuerdo fue suscripto con el Consejo Federal de Inversiones (CFI), que financiará el estudio de factibilidad previo a la obra. El objetivo del proyecto es abastecer de agua para consumo humano, actividad ganadera e industrial al sudeste santiagueño y el noroeste santafesino.
Garantizar algo. "Sería importante realizar esfuerzos para que se asegure una cuota de agua a Mar Chiquita que impida bajantes demasiado marcadas. El problema de las nubes de polvo salino tendrá que ser considerado en los estudios de impacto ambiental que deberían realizarse para evaluar las extracciones de agua del río Dulce, en el marco del Comité de Cuenca del Río Dulce, del cual forma parte la Provincia de Córdoba", repitió Bucher en mayo pasado, cuando este diario publicó las fotos de las nubes de sal.
Esas "plumas" salinas –advirtió además el investigador– podrían tener consecuencias negativas sobre cultivos, suelos y salud de la población, sobre todo en el área cercana a Mar Chiquita, donde "caen" con mayor incidencia.
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