martes, 7 de julio de 2009

Inquieta que se reduzca la Mar Chiquita - La Voz del Interior 7/7/09

La laguna está bajando desde 2003. Investigadores advierten que se siguen sumando acueductos que le van restando agua. Y reclaman que la Provincia actúe.

Fernando Colautti
fcolautti@lavozdelinterior.com.ar



Los científicos lo venían advirtiendo desde hace un par de años, pero una imagen –tomada desde un satélite de la Nasa y publicada por este diario el 27 de mayo pasado– lo mostró como evidencia. La foto de las nubes de sal que parten de las costas de la laguna Mar Chiquita y llegan hasta el centro de la provincia generaron impacto. Ese mar interior del nordeste cordobés se está achicando, y la bajante que se percibe desde 2003 –cuando tuvo su mayor nivel– deja en las costas extensas playas de sal, que el viento suele levantar formando "nubes" que desde tierra no se perciben con claridad pero que los satélites registran sin dificultad. A veces, atraviesan más de 200 kilómetros y llegan hasta Villa María o Bell Ville.

Pero las nubes no son el tema: apenas lucen como una evidencia del problema de fondo, que es la bajante de la laguna.
Ese mar achicándose tiene una certeza y una duda. La certeza es que la laguna tiene ciclos naturales de mayor ingreso de agua y otros de bajante. Pero la duda es hasta qué punto no se distorsiona la naturaleza con las cada vez mayores extracciones de agua para consumo humano, agropecuario o industrial que se hacen sobre los ríos que alimentan "el mar de Ansenuza".
Y esa duda se acrecienta cuando se conocen proyectos para crear sobre el río Dulce, principal afluente de la laguna, nuevos acueductos para derivar agua a zonas de Santiago del Estero y Santa Fe. ¿Cuál será el impacto ambiental para un ecosistema clave, pero además las consecuencias económicas que Córdoba tendrá si la laguna tiene cada vez menos agua y más sal? A pesar de las advertencias, que instituciones como el Promar –la delegación que el Centro de Zoología Aplicada de la Universidad Nacional de Córdoba posee en Miramar– vienen planteando desde hace años, la provincia de Córdoba no tiene el tema en su agenda. La Secretaría de Ambiente, por ejemplo, recién ahora promete involucrarse en la cuestión.
Estudiarlo más. El biólogo Erio Curto, coordinador del Programa Promar, que viene investigando la laguna desde hace años, planteó que tras su crecimiento en los años ’70, desde 2003 está en bajante. Y admitió que en ese centro de monitoreo de la UNC se preguntan si sólo se debe a un ciclo seco natural. "Al menos creemos que Córdoba debería estudiar esta cuestión y precisarla, para saber cómo actuar. Es un tema complejo. Nosotros somos un centro de estudio y aportamos conocimiento e información, pero no somos gobierno ni una ONG", señaló a este diario.
"No se trata sólo del valor ambiental que representa esta laguna, que es altísimo, sino también del impacto social y económico. Piense que no es lo mismo, por ejemplo, vivir al lado de una laguna que de una salina", acotó.

Enrique Bucher, director del Promar y por estos días desarrollando tareas en el exterior, viene advirtiendo del tema. En 2006, el libro Bañados del río Dulce y laguna Mar Chiquita, publicado por la Academia de Ciencias con apoyo clave del Promar, ya planteaba esta cuestión.

En 2007, en una nota de este diario, Bucher ya advertía la "imperiosa necesidad" de que Córdoba discuta con las provincias de Santiago del Estero, Tucumán y Santa Fe la política de manejo de la cuenca de los ríos Salí y Dulce, principales tributarios de la laguna. "Córdoba necesita desesperadamente renegociar ese tratado porque, si se cumplen los cupos de agua fijados, es posible que la laguna se vaya secando", sostuvo hace dos años.

Hasta ahora, Córdoba no planteó en ese Comité de Cuenca interprovincial ningún reclamo oficial al respecto.

Sin respuestas. El año pasado, siete diputados nacionales por Córdoba de cuatro diferentes partidos presentaron un pedido de informes al Gobierno nacional preguntando si había un estudio técnico del impacto ambiental que produciría la construcción de un nuevo acueducto sobre el río Dulce.

En 2008, el legislador provincial Omar Ruiz (ARI) presentó en la Legislatura un pedido para que el Gobierno de Córdoba explique qué actitud había asumido ante las advertencias de los investigadores de la UNC sobre los nuevos acueductos proyectados que restarían agua a la laguna. Semanas atrás, el bloque de legisladores provinciales de la UCR presentó un proyecto con similares interrogantes.

Ninguno fue respondido hasta ahora.

El acueducto, firmado. La última noticia del nuevo acueducto es reciente. Los gobiernos de Santa Fe y Santiago del Estero firmaron en mayo pasado el convenio, que se venía negociando desde hacía tiempo, para desarrollar juntamente un acueducto que provea agua potable a 140 mil personas de localidades de ambas provincias, tomándola del santiagueño río Dulce.

El acuerdo fue suscripto con el Consejo Federal de Inversiones (CFI), que financiará el estudio de factibilidad previo a la obra. El objetivo del proyecto es abastecer de agua para consumo humano, actividad ganadera e industrial al sudeste santiagueño y el noroeste santafesino.

Garantizar algo. "Sería importante realizar esfuerzos para que se asegure una cuota de agua a Mar Chiquita que impida bajantes demasiado marcadas. El problema de las nubes de polvo salino tendrá que ser considerado en los estudios de impacto ambiental que deberían realizarse para evaluar las extracciones de agua del río Dulce, en el marco del Comité de Cuenca del Río Dulce, del cual forma parte la Provincia de Córdoba", repitió Bucher en mayo pasado, cuando este diario publicó las fotos de las nubes de sal.

Esas "plumas" salinas –advirtió además el investigador– podrían tener consecuencias negativas sobre cultivos, suelos y salud de la población, sobre todo en el área cercana a Mar Chiquita, donde "caen" con mayor incidencia.

No hay comentarios: