domingo, 12 de diciembre de 2010

Hay acuerdo, pero sin metas de reducción

La COP-16 consensuó a última hora un texto, aunque con la oposición de Bolivia. Es un avance diplomático respecto de Copenhague, pero no es un documento vinculante.



Cancún. El acuerdo logrado ayer en la Cumbre de la ONU sobre cambio climático en Cancún (COP-16) puede tener varias lecturas. Se trata, sin duda, de un avance en la diplomacia si se tiene en cuenta el rotundo fracaso de Copenhague.
No obstante, la “plataforma Cancún” no es más que eso, un piso firme en el que los países deberán afirmarse para despegar y avanzar hacia un acuerdo más preciso, más claro y que sea vinculante.
Mientras tanto, la Nasa anunció el viernes que 2010 será el año más caluroso en la historia, superando a 2005.
Hasta la madrugada, los 194 representantes de países debatieron un nuevo acuerdo para frenar el calentamiento global y fijar mecanismos para adaptarse a sus consecuencias.
Los delegados aprobaron dos textos de compromiso presentados por la canciller de México, Patricia Espinosa, sobre la continuación del Protocolo de Kioto y sobre cooperación a largo plazo (LCA).
Esto significa dejar para el año próximo la discusión sobre un acuerdo que sustituya a Kioto, que expira en 2012. También reconoce que los compromisos presentados hasta ahora no alcanzan para estabilizar el clima y se urge a las naciones a comprometerse con reducciones de emisión de gases de efecto invernadero (GEI) del 25 al 40 por ciento respecto de 1990.
La meta es no sobrepasar los dos grados por encima de la temperatura global de la época preindustrial. Pero esta meta tampoco se cumplirá si se respeta la “plataforma Cancún”.
Todos aplaudieron y festejaron el acuerdo, menos Bolivia, que se plantó ante lo que consideró “un atentado”, en palabras del embajador boliviano ante la ONU, Pablo Solón.
La protesta de Bolivia fue avalada por sus socios en el Alba, que seguramente acompañarán a ese país andino en su reclamo frente a la Corte de La Haya. Fuera de este incidente, las demás naciones aceptaron los pequeños avances de Cancún como un triunfo frente a la decepción de lo ocurrido en Copenhague, donde no se llegó ni a las mínimas coincidencias.
Estos avances lograron el acuerdo de todos los países, incluso de aquellos que tenían una postura más dura respecto de una prolongación de Kioto, como Japón, Rusia y EE.UU., que nunca lo ratificó.
También recibió el apoyo de los pequeños estados insulares (los más amenazados por el fenómeno climático), la Unión Europea, y el Grupo de los 77, que agrupa a los países menos desarrollados y donde está Argentina. En tanto, China, el principal emisor, logró que se le respetara su decisión de seguir desarrollándose, con la promesa de una reducción voluntaria de emisiones. Asimismo, logró su objetivo en cuanto a frenar la intención norteamericana de monitorear esa reducción de emisiones y de imponer multas si no se cumplía el objetivo.
También hubo satisfacción del lado de las organizaciones ecologistas, que se conformaron con que en el texto se incluyeran las cifras de reducción de emisiones que pide el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), y se aludiera a la gravedad del fenómeno.
La promesa de un fondo verde de 100 pmil millones de dólares por año a partir de 2020 para ayudar a los no desarrollados, dejó satisfechos a los escépticos, aunque resta afinar los detalles de cómo se administrarán.

12/12/2010 00:01 | Agencias Télam, Efe y especial - La Voz del Interior.

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