Un informe elaborado por la científica Sandra Díaz expuso en 2008 sugerencias para mitigar las dificultades ante lluvias más intensas o sequías más prolongadas. A dos años, no hubo grandes avances. Planificar desagüeses la principal recomendación.
por Fernando Colautti para La Voz del Interior - 6/2/2011
Si lo que en los últimos tiempos vive Córdoba no es un anticipo del cambio climático planetario que se anuncia, se le parece bastante. La característica central que apuntan los científicos de lo que irá variando en las próximas décadas por el aumento de la temperatura global es la ocurrencia de eventos extremos. Sequías en algunos lados e inundaciones por fuertes lluvias en otros, o ambos fenómenos en diferentes tiempos pero en la misma región.
Mientras muchos apuntan que en Córdoba siempre hubo sequías y que no son tan extrañas las inundaciones por grandes lluvias, otros plantean que, de todos modos, es un escenario ante el cual cada ciudad y región debiera prepararse, porque podría ser cada vez más frecuente e intenso. Salvo que el mundo detenga el proceso de calentamiento, lo que no parece muy probable por ahora.
Los científicos especialistas en cambio climático plantean la necesidad de trabajar, incluso desde cada ciudad, en dos planos paralelos para, al menos, minimizar sus efectos: la adaptación (adecuar la infraestructura de cada ciudad o región para reducir perjuicios) y la mitigación (ayudar a reducir la contaminación que lo genera).
¿Qué ciudad no colapsa con 100 o 150 milímetros caídos en una hora? ¿Se están preparando ciudades y regiones cordobesas para evitar que los temporales les generen muy costosas reparaciones o para reducir el efecto local del calentamiento sobre sus fuentes de provisión de agua, por ejemplo?
Consejos de especialista. La cordobesa Sandra Díaz es doctora en Ciencias Biológicas, docente de la Universidad Nacional de Córdoba, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), premio Nobel de la Paz 2007 como miembro del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático y directora de Núcleo DiverSus (investigaciones en diversidad y sustentabilidad). A fines de 2008, por medio del Foro Ambiental, presentó ante autoridades provinciales y de la ciudad de Córdoba un informe con sugerencias de adaptación y mitigación del cambio climático local.
Desde entonces, poco y nada se avanzó. A dos años, Díaz explicó que el informe fue pensado fundamentalmente para la ciudad de Córdoba, pero que sus conceptos son aplicables, en escala, a toda ciudad mediana y grande. “Para los pueblos pequeños es más sencillo, porque están rodeados de más verde”, acotó. Pero dice que la necesidad de anticiparse debiera asumirse en todos lados.
El informe sostiene que las proyecciones climáticas globales para las próximas décadas “tienden a coincidir en un aumento de la frecuencia de eventos extremos”, por lo que se proyecta una mayor frecuencia de lluvias torrenciales, por un lado, y períodos de sequía, por el otro; episodios de frío intenso, incluyendo heladas, alternados con olas de calor. Destaca, además, que “la incertidumbre aumenta en el caso de esta provincia”, debido a que los cordones serranos introducen complicaciones en la dinámica climática y porque los registros de datos meteorológicos son aún insuficientes por el escaso número de estaciones.
Qué hacer. Entre las medidas que autoridades provinciales e intendentes de ciudades medianas y grandes, empezando por la Capital, debieran tener en mente, el informe plantea:
Desagües. Adaptar las ciudades para evacuar con más rapidez las aguas en casos de tormentas intensas. Debería preverse la posibilidad de caudales mayores a los habituales hasta ahora. Planificar y ejecutar desagües y derivación de aguas sería vital. Para la ciudad de Córdoba, entre varios puntos, cita como “aspecto fundamental realizar un ordenamiento y acondicionamiento de las riberas del río Suquía”.
Verde. Aumentar y mejorar los espacios verdes dentro de las ciudades y en sus alrededores. Marca la utilidad del arbolado urbano para la regulación del microclima (reducen la temperatura media urbana, mejoran la calidad del aire y aminoran las correntadas de aguas superficiales ante lluvias, además de que implican una mejor calidad de vida para los ciudadanos).
Vectores. Establecer programas de control sobre aguas estancadas. Con más calor y humedad, crecerían los riesgos de enfermedades transmitidas por mosquitos y otros vectores. En el último tiempo, especies más tropicales ya aparecen en la geografía cordobesa (un ejemplo, el dengue).
Aislamiento. Que cada ciudad, desde lo local, aporte a reducir el calentamiento global, promoviendo mejoras en los sistemas de aislamiento térmico en construcciones públicas y privadas, para lo cual deben dictar normas en ese sentido, con un uso más eficiente y sustentable de la energía y el transporte, la erradicación de basurales y reciclaje de residuos.
Medidas para garantizar el agua futura
Cuencas. Sandra Díaz plantea que cada ciudad y región deberá garantizarse la provisión de agua, ante el riesgo de menor disponibilidad por sequías. Sugiere para Córdoba una especial protección de las cuencas altas serranas, donde nacen los arroyos y ríos que alimentan a los lagos. Incluso sugiere crear un fondo para financiar la protección ambiental de esas áreas clave. Aconseja, además, una mayor planificación de los desarrollos urbanos para permitir crecimientos según la disponibilidad de agua de cada lugar. También, minimizar las pérdidas en canales y redes domiciliarias, evitar derroches y mejorar la concientización sobre el uso racional del recurso.
Consumo. Otro punto, entre varios más que expone, es que Provincia y municipios desalienten los emprendimientos que demanden alto consumo de agua con fines no imprescindibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario